(M. SÁNCHEZ, La guarda cuidadosa)

Nada que un mal momento derrumbe puede ser muy sólido, a no ser que el momento sea excepcionalmente monstruoso. Por lo demás, poco llevamos dentro de indestructible, de irrenunciable, de esencial. Si acaso, algún que otro vicio. Al fin y al cabo, debes más a tus vicios que a tu fe.
3 comentarios:
Y divierten bastante más...
Hombre sabio...
Guárdenos la compostura
de la inquina y de la rabia,
libemos néctar de savia
energía límpia impura.
Pétalos que la dulzura
derrama sin ton ni son,
con fianza y sin perdón,
librádnos de este martirio
antes que breve delirio
nos amargue la razón.
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