viernes, 26 de junio de 2009

BIBLIÓSCOPO (XVIII)

“Yo mismo solía tener ambiciones literarias, pero hace mucho tiempo que renuncié a ellas.” (O. WILDE, El retrato de Dorian Gray)



Si no tienes un retrato al óleo que cargue con tus años y tus miserias, al menos procura iluminarte bien ante el espejo para seguir contemplando una imagen favorecida, o menos deteriorada, de tu verdadero rostro. Y recuerda: más profundas son las cicatrices que dejan tus omisiones, que graves los daños colaterales de tus hazañas bélicas y algún otro de tus actos píos.

5 comentarios:

Claudia dijo...

Mirarse al espejo es tarea difícil. Yo envidio al joven Dorian, su espejo le decía sólo la verdad.
Los otros grandes espejos son el de Narciso y el de Dionisio... y ambos acabaron muertos.
Hay que mirarse al espejo, pero siempre es más importante ver lo que hay a través de él.

En fín, la bellezas no tenemos problemas, el espejo sólo nos da una visión maravillosa, jajaja.
Gracias por tu nota en mi blog, que ilu.
Besazos

Nieves Plicente dijo...

Vientos tórridos de estética
declinan conjugaciones
sobre las dunas, canciones
que se rinden a su hermética
costra, rostros con patética
holgura entre girasoles,
velas sin fecha, crisoles
de sombra invertida y altos
vuelos, de vanidad faltos,
veranos de cuento y soles.

Anónimo dijo...

Amén

Sintagma in Blue dijo...

pío, pío...

Anónimo dijo...

Que no es patanto vuelveeeeeeeee
Federica