sábado, 22 de noviembre de 2008

FÍSICA DEL ODIO

La materia
ni se crea ni se destruye:
sólo se incendia
y así transforma
la furia en grito
y el odio en llama,
en aire caliente que se eleva
hasta condensarse
en las alas de los aviones y caer.
Y caer
convertido
en alguna forma sólida o grave
de materia inflamable
y de sangre de lanza en el costado.

Por eso arden los coches y los barrios
y ardiendo tú también transformas
con las manos la materia,
doblas el hierro, a gritos lo sometes.
Fuegos prendes con los dedos.
Con los puños y los codos, barricadas.
Reencarnas con tu furia
el aire en hierro, la lluvia en millones de martillos,
la resistencia en calor de primavera.

Por eso otra vez la llama, por eso
el viento caliente que se eleva
hasta condensarse
en los picos de los pájaros y caer.
Y caer
convertido
en odio helado, imprescindible
para que todo gire y el crimen se cometa.
Para que palpite eternamente la venganza.
El odio
ni se apaga ni se consume:
sólo se condensa.

2 comentarios:

Sintagma in Blue dijo...

...y se alimenta de sí mismo.

Anónimo dijo...

A falta de biblioscopia
comento su manifiesto,
los "pieses" saco del tiesto
como vulgar cornucopia.

Alcahuete y mafiosillo
del patio de Monipodio,
galdosiano el episodio
de periodismo amarillo,
culto de insulto y casquillo,
sulfuro de inquina y sodio,
rastrero y vil clinopodio,
agria bilis segregada:
mala leche condensada
es la física del odio.