lunes, 16 de febrero de 2009

CHRISTE




Trompas y cuerdas llaman al Christe en fa sostenido menor. La soprano canta su frase y la cede al bajo, para iniciar un contrapunto que concluye por sorpresa repitiendo un Re en lugar del esperado Mi. No pasa nada, todo en orden; al fin y al cabo es la séptima que permitirá modular a La mayor. Sin embargo, para mí esa nota (4' 16'') anuncia lo que ha de seguir: el hombre solo ante el dios del universo en el drama musical más sobrecogedor que jamás se haya escrito.

Beethoven: Missa Solemnis en Re mayor, op. 123.
Moser-Schwarz-Kollo-Moll, Hilversum Radio Chorus.
Leonard Bernstein, Concertgebouw Orchestra

7 comentarios:

Hombre muy lento dijo...

Querido Frankie,

resulta placentero instruirse musicalmente con tus divagaciones. Debo darte las gracias.

Otrosí digo: dejé pasar en su momento tu última entrada sobre Ludwid en la que ponías de relieve la inmensa humanidad del sordo, para contraponerla a la divinidad de Mozart, afirmada en una entrada anterior.
Pero debe constar en autos mi discrepancia querido hermano.
Ya hemos comentado en muchas ocasiones lo evanescente que resulta la lectura de cualquier biografía de Beethoven si se desconoce comme il faut su música. Es ésta la que nos habla del personaje y lo hace con una sinceridad abrumadora. La verdad resulta inalcanzable e insoportable para los humanos, que necesitan de cierta dosis de cinismo para poder sobrevivir. Dios, quiero decir Ludwig, pudo permitirse el lujo de escribir toda la verdad en los pentagramas, estaba a su alcance, podía mirarla a los ojos, sostener su mirada. Ella era, en todo caso, quien se ruborizaba.

 FRANKAN dijo...

Querido HML:

El respeto y el cariño que te tengo (por lo que aquí respecta, en este orden) me inhabilitan para llevarte la contraria en materias tan delicadas como la teología sonora y las modernas técnicas hipostáticas. Concedida, pues, y en lo que está en mi mano como humildísimo demiurgo arrabalero, la divinidad de mi abuelo Ludwig.

Ahora bien, déjame que introduzca un matiz: Dios quizá, pero también Hombre, como su hermano Jesús el Cristo, con el que comparte condición y naturaleza mística por los siglos de los siglos. Que lo que fuera uno y trino, sea a partir de ahora, por decreto del Muy Lento César, uno y cuarteto de cuerda (en fa mayor, op. 135).

Muß es sein? Es muß sein!! Y no se hable más.

 FRANKAN dijo...

Por cierto: ¿pesan los dioses, oh Cicerón César? Me viene esto al sombrero al recordar una reflexión de Kundera acerca de mi querido abuelo, en su nada leve novela 'La insoportable levedad del paquidermo' :

“A diferencia de Parménides, para Beethoven el peso era evidentemente algo positivo. 'Der Schwer gefaßte Entschluß', una decisión de peso, va unida a la voz del Destino ('Es muß sein'); el peso, la necesidad y el valor son tres conceptos internamente unidos: sólo aquello que es necesario, tiene peso; sólo aquello que tiene peso, vale.”

Pues eso: vale.

Anónimo dijo...

¡¡BRAVO!!
¡¡BRAVÍSIMO!! a los tres: Hombre Muy Lento, FRANKAN y su abuelo Ludwig.

Sintagma in Blue dijo...

¿Me dejáis mirar?

Hombre muy lento dijo...

Dilecto Frankie,

Bien está que por vía indirecta me afees la inserción (mostrenca, lo reconozco) de una sobadísima cita francesa. Aceptamos como justificado, pues, tu elegante pavoneo en la lengua de los teutones. Pero traer a colación a Parménides, el iniciado, norte de los pitagóricos, favorecido de Apolo y, tu lo sabes bien, objeto de cierto trabajo escolar (se desmenuzaban, en concreto, las causas últimas de su seborrea) que costó al autor la enemiga perpetua del padre Hurtado; eso Frankie es un golpe bajo del peor estilo.

Pero qué le vamos a hacer, eres, con razón, una de mis debilidades y te tengo muy consentido.

Cuando disponga de algo de tiempo entraré, como paquidermo en cacharrería, en ese almacén de cristal de bohemia que son siempre las palabras de Kundera. Peso, necesidad y valor. Baste por el momento un ingenuo recordatorio:
El peso es una entelequia filósofo; los científicos se han visto precisados a inventar una nueva dimensión, ¡la nº 11!, para que la gravedad sea una fuerza digna de tal nombre.
En nuestros tiempos de acomodo, pantallas de plasma y cuatro airbags, el valor ha mutado en pecunia.
Por último, la necesidad. Ah! La necesidad. Me la mató, bien muerta, Jacques Monod: Le hassard et la nécessité.

(El día que aprenda alemán, te vas a enterar…)

César Guisante.

 FRANKAN dijo...

Ser du, min omtyckte vän, varför jag så mycket njuter av din vänskap? (¿Ves, mi querido amigo, por qué disfruto tanto de tu amistad?)