martes, 2 de diciembre de 2008

BIBLIÓSCOPO (VI)

“Pues los dioses obran sin esfuerzo desde sus altos tronos sagrados.” (ESQUILO, Las Suplicantes)



Los dioses son los dioses. Tú, a lo sumo, puedes llegar a titán, pero prepárate a sudar la gota fría. Y si además tu destino es el de Sísifo el travieso, ya puedes hacerte a la idea de que el encargado acabará echándote de la obra. Los demiurgos suelen ser exigentes e implacables, y más desde que la obsesión por la productividad y la flexibilidad laboral han alcanzado niveles olímpicos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Como todo el mundo sabe
los dioses mecen las olas
mientras cosen, cuentan trolas,
componen odas en clave
de sol, custodian la llave
de los vientos, sorben rica
melaza en copas de mica,
ven a través del espejo...
Perdónenme si les dejo,
el trabajo me suplica.

Anónimo dijo...

Mira Nieves que nos molas
gran mascarón de la nave,
¿acaso el mero es mal ave?
¿Tenemos la rima en bolas?
En el blog guardamos colas
los que aguzamos el ojo;
una décima en remojo
es poema extravagante
y el alias intrigante
nos pica como un piojo.

Anónimo dijo...

Si las letras recolocan
de mi apodo con acierto
podrán captar, en abierto,
alguna luz; si me enrocan
con la dama se equivocan,
basta que empinen el codo
frenético, de este modo
terminarán castañuela.
La décima es espinela,
disfruten del blog del todo.

Anónimo dijo...

Vicente Espinel, querido, cuánto tiempo sin verlo. Justo estaba pensando yo en usted mientras afinaba la sexta cuerda de mi guitarra.