Cargando a duras penas con su karma tragicómico, una de cal y veinte de arena, el Club Atlético persiste en su deambular de pollo sin cabeza, desplumado y recocido en un calderón. ¿Dónde piensan engancharle la peineta?
El argumento ya es cansino, el eterno retorno de lo idéntico. Si hubiera una sincera voluntad de futuro, más allá de la economía especulativa y de reponer Verano azul, lo primero que deberían hacer los capos del Club Atlético es firmar un precontrato con el hijo de Agüero, antes de que su padre tome las de Villa-Diego. Ya mismo, en caliente, a placentita quitada. A Messi, con genes del todo plebeyos, también lo ficharon de niño, y ahí lo tenemos, aún adolescente, convertido en el chupón del recreo. Es que la pelota es suya, se la compró su padre.
Con semejantes apellidos (un auténtico Rivera Ordóñez del balompié), y si Benjamín no les sale paquirrín, las décadas de ostracismo del club habrán servido para criar una perla o como mínimo un jordicruyff. En cualquier caso, el futuro Estadio Gilmarín verá retozar en el pasto a un jugador capaz de quitarle la novia a Casillas, y que a poco que meta un par de goles a la Cultural Leonesa, habrá reunido méritos suficientes para recibir la Medalla de las Bellas Artes. Esta condecoración podría ser exhibida en las vitrinas del club como lo más parecido a un título, aunque vicario, conquistado tras unos 40 años de travesía del desierto viendo como vuelve a morírsenos Chanquete.
Dicho esto, yo me postulo modestamente como Director Deportivo, Oráculo y Ama de Cría. Si es que planificando con imaginación y talento, el futuro se pone a huevo. Yes, we can, very well fandango. O si no, que les patrocinen los yanquis, que para eso lucen sus colores.
4 comentarios:
:-)
(¿Se nota que el fútbol me la pela?)
Le auguro un mejor porvenir al chavalín Agüero en las canchas de balonmano, los genes los posee; sólo hace falta que los cerezos rojiblancos florezcan, den otra vez frutos en forma de sección y de esta manera Federico pueda levantar la cabeza asintiendo: "estoy loco, ya os lo advertí".
Querido Frankie,
Tu Atleti es un mundo algo ayuno de voluntad pero sobrado de representación.
¿Hubo alguna vez seguidores como tu? Filósofo evanescente, músico inconstante, pianista sin garito y negro sufrido.
No se hable más, el atleti es, y el que no sea capaz de entender arderá como la zarza para regocijo de quienes sí entendemos.
Amamos el futbol para honra tuya: el más chupón del patio y el más hermoso ejemplar de niño entre adultos, de lírico entre bollería industrial, de amigo entre lluvias ácidas de amalgamato de zinc.
Si el Atleti cae, quiero decir, si cae, beberé contigo el cáliz que decidas, ¿que sueños podrían sobrevenirnos tras el aburrimiento de una vida en fuera de juego posicional señalado sañudamente por quienes todo lo ignoran sobre el efecto Doppler?
Querido HML:
Si algún día me decidiera a publicar, superando el casi aristocrático prurito de inédito al que con tanto garbo me aferro para perseverar en mi condición de bola de navidad; si algún día hubiera un libro, querría que este último comentario tuyo luciera en la solapa, bajo la foto de un niño con las gafas rotas. Si es que soy un sentimental, y más que los halagos, son los cariños lo que me pierde. Pocos y entre zarzas, como a los perros.
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